La teoría de género es una hipótesis según la cual la identidad sexual del ser humano depende del entorno social-cultural y no del sexo-niño o niña- que caracteriza cada uno de los instantes de su concepción.
¿Cuál es la diferencia entre sexo y género? El «sexo» designa la realidad biológica -niño o niña-del ser humano mientras que el «género» designa la dimensión social del sexo, es decir el comportamiento en la sociedad de un hombre o de una mujer unido a su sexo biológico. Dicho de otro modo, nuestro sexo biológico no es más determinante que el hecho de ser alto o bajo, rubio o moreno: nuestra identidad femenina o masculina no tendría mucho que ver con la realidad de nuestro cuerpo y nos vendría, de hecho impuesta por la sociedad. Sin poder elegir, cada uno interiorizaría desde su edad más temprana el papel que supuestamente debe desempeñar en la sociedad como mujer o como hombre. Según esta teoría, nuestro género se basa en nuestra orientación sexual, que es libre. Esta orientación podría tener diferentes manifestaciones y podría evolucionar con el paso del tiempo. Algunos sostienen que existe hasta seis géneros: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiana, bisexual e indiferente (o neutro, es decir ni hombre ni mujer) Así la teoría de género subestima la realidad biológica del ser humano. De forma reduccionista, sobre valora la construcción socio cultural de la identidad sexual que se opone a la naturaleza. Reflexiones éticas: ¿Por qué no se puede decidir transformarse en varón o en mujer? Biológicamente todo ser humano es niño o es niña. La educación y la cultura, como la interacción con sus padres (padre y madre) y las personas de su entorno permiten al niño poco a poco constituir su identidad de niño o niña, de esta forma completará su identidad sexual desde el punto de vista psicológico, cultural�Es natural, de hecho que el comportamiento social, (el género) esté en armonía con el sexo biológico. Lo contrario siempre es fuente de sufrimiento. Los adeptos de la teoría del género pretenden que por un simple acto de la voluntad podamos cambiar la realidad que somos eligiendo nuestra identidad sexual: «no soy el cuerpo que tengo». Desconectar el sexo del género y considerar que la identidad sexual solo se asienta en el género supone ignorar una evidencia anatómica. ¿Nos miente nuestro cuerpo? Adoptar esta teoría supone querer una sociedad fundada en una ilusión. ¿Son válidos todos los modelos de familia siempre que el hijo sea amado? Ser amado por sus padres es por supuesto esencial, pero no suficiente. Enseñar, educar a un hijo sobrepasa lo afectivo, aunque todo se mezcla. Cada uno de nosotros sabemos que un padre y una madre no son intercambiables. La aportación al hijo de cada uno es diferente, y esta aportación permite al hijo constituir su identidad y concretamente su identidad sexual. Permanezcamos en la realidad: nacemos niño o niña. La procreación necesita un padre y una madre. El hijo necesita un padre y una madre para desarrollarse. En caso de dificultades, los psicólogos acuden a los dos padres para tratar el problema de relación son su hijo. Las respuestas del padre y de la madre se enriquecen, se completan y permiten resolver los problemas. El hecho de negar la adopción a homosexuales, ¿No es homofobia? No, la cuestión no es esta. ¡Tener un hijo no es un derecho! El niño no es un bien de consumo, que llegue al mundo por las necesidades o deseos de sus padres. Aunque el hecho de no poder tener hijos es de facto sufrimiento, esta reivindicación de los lobbies homosexuales no es legítima: se necesita un hombre y una mujer para que nazca un niño. Querer sobrepasar esta evidencia bilógica es signo de que esta reivindicación no es justa. Y si hubiera que hablar de un derecho, habría que hablar del «derecho del niño» a tener un padre y una madre para poder desarrollarse. Fuente: Keys to bioethics. Jornada Mundial de la Juventud. Río de Janeiro 2013.
Hermana Vanesa Morales.