María nos invita a tener una actitud de escucha. La actitud de escucha nace del convencimiento. María nos dio a Jesús porque fue la que más buscó a Dios, la que escuchó más vitalmente de lo que puede escuchar un ser humano. «Hágase en mí segura y Palabra». Escuchó el anuncio que se le hacía, dialogó. Aceptó.
No somos dignos de compararnos con esta joven. Ni siquiera a veces nos disponemos a escuchar a nuestra mamá o papá, ni que decir si el que nos quiere hablar es nuestro hermano mayor, no hay tiempo para esto. Cuánto menos seremos capaces de escuchar al Señor.
María es reconocida por todas las generaciones porque escuchó la Palabra de Dios y la puso en práctica, porque guardó con más cuidado la verdad que se le reveló.
La grandeza de María, le viene de haber escuchado la Palabra de Dios con profundidad y docilidad plena. No siempre la joven María entendió lo que Dios le estaba diciendo y pidiendo, pero en todo momento persevera en la escucha y sobre todo confió en Dios.
Cuántas oportunidades nos perdemos de mostrarnos jóvenes astutos comido fue María, que supo tener respuesta porque supo escuchar y abrirse a la Luz que le iluminó el camino.
Fuente: «El desafío de ser un joven Cristiano hoy», Padre Ricardo E. Garci y otros autores.