«Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz» (Ef.4,3)
Para lograr una comunidad cristiana que persevere en el amor, se necesita tanto del accionar de Dios como del esfuerzo de sus miembros.
Lamentablemente, muchas personas llegan heridas de familias en las que no se ha sembrado las habilidades para vivir en comunión. Otros, aferrados a actitudes egoístas, se cierran en sí mismos y no consiguen vivir la relación con otros, de modo profundo y sincero, enarbolando el verdadero amor. Por esto es importante enseñar y disponerse a aprender, para construir la vida comunitaria.
La vida comunitaria implica, sobre todo, amar. Así de simple, así de fácil y así de complejo.
Construir comunidades, es auto regalarnos la belleza de ser partícipes de la comunidad.
Fuente: La belleza de ser comunidad, Padre Ricardo E. Facci