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COMUNIDAD “SAN JUAN PABLO II”, LA ZUBIA, ESPAÑA

Testimonio de la Hna Nilda Isabel Del Popolo, Consagrada Misionera de la Familia.

Una fecha: 10 de septiembre de 2017. Un lugar: número 10 de la calle Vía del Tranvía, en La Zubia, una población muy cercana a la ciudad de Granada. Un país: España. Así podemos introducir la reciente historia de esta comunidad de Misioneras de la Familia, que ya ha atravesado el umbral del tercer año de su constitución, acumulando un rico tesoro de experiencias y momentos preciosos en esta tierra de la milenaria Europa. En un primer momento, cuando el P. Ricardo me comunicó que había sido designada para iniciar esta comunidad, se apoderó de mí una mezcla de asombro, incertidumbre, inclusive un poco de temor ante lo desconocido. Sentimientos que se disiparon enseguida, al traer a la mente la promesa de Jesús: “no teman, Yo estaré con ustedes hasta el final de los siglos”. Durante los primeros meses me acompañó la hermana Florencia Rossi, con quien compartí hermosas vivencias: instalarnos en la nueva casa y dedicarnos a acondicionar. Conocer a los integrantes de las diferentes comunidades de Hogares Nuevos. Presentarnos al cura párroco. Ir descubriendo y adaptándonos poco a poco a costumbres diferentes. A partir de junio de 2018, nuestra comunidad está integrada por la hermana Elizabeth Polanco Castro y quien escribe estas líneas hermana Nilda Isabel Del Popolo. Una pequeña comunidad de Misioneras de la Familia que con mucha alegría enfrentamos cada día los desafíos que exige el quehacer apostólico a nivel de la Obra y la atención de la Casa de Espiritualidad también llamada San Juan Pablo II. El trabajo en el ámbito de Hogares Nuevos implica un acompañamiento constante a los matrimonios y a los hijos. Este acompañamiento lo realizamos a través de la presencia en las reuniones bastón, el asesoramiento a los responsables nacionales, diocesanos y de comunidad. También guiando y apoyando a los matrimonios comprometidos en la Obra. Por supuesto, nos involucramos motivando, asesorando y acompañando a los niños y jóvenes desde el Movimiento Hijos de Hogares Nuevos. La Casa de Espiritualidad, además de ser “la casa de Hogares Nuevos” donde se llevan a cabo casi la totalidad de los eventos a nivel de la Obra, es una de las únicas casas de retiro habilitadas en la diócesis. De manera que recibe a otros numerosos grupos de la Iglesia –inclusive de otras diócesis y ciudades- que buscan en sus instalaciones un lugar de silencio y paz que favorezca el clima para la oración, la meditación, el encuentro con Dios. Esta realidad nos permite apreciar y valorar la diversidad de carismas que hay en la Iglesia y cómo responden a las necesidades del hombre de hoy. Al mismo tiempo, tenemos la oportunidad de dar a conocer nuestro propio carisma no solo hablando sino muchas veces, mediante el testimonio de unidad y alegría que observan en las familias que nos apoyan en el servicio que brindamos. La situación generada por la pandemia ha frenado la intensa actividad en cuanto a la acogida de los grupos. Pero nos ha abierto, por otro lado, a una dimensión nueva en el modo de seguir trabajando desde lo espiritual con las familias, a través de las nuevas tecnologías. Cartillas, talleres de espiritualidad, jornadas para animadores, reuniones con coordinadores de comunidad, jornada nacional de formación para los matrimonios, convivencia virtual de jóvenes animadores del MHHN, oraciones compartidas (rosario, lectio divina, por citar algunas) y otras ocasiones de comunicación que no fueron desperdiciadas a pesar de la imposibilidad de hacerlo de manera presencial. En este país Hogares Nuevos está presente en las archidiócesis de Granada y Madrid y en la diócesis de Jaén. En total, once comunidades a las que nos debemos entregar con humildad y alegría, tratando de llevar la Buena Nueva de Jesús a las familias españolas. Once comunidades que albergan en su seno a matrimonios y familias que nos han acogido desde el primer momento con cariño. Muchas de ellas nos enriquecen con su testimonio de vida y constituyen la fuerza que nos impulsa a seguir adelante cada día, más allá de las dificultades que puedan interponerse. Damos gracias a Dios por habernos sembrado en esta tierra y le pedimos que nos ilumine con su Espíritu Santo para ser fieles a la misión que nos ha confiado, para mantener nuestro sí hasta el final. Que quienes lleguen a nuestra Casa de Espiritualidad puedan palpar el amor de Dios reflejado en nuestras palabras y acciones. Y que los matrimonios y familias de Hogares Nuevos puedan ver la alegría genuina que brota de la presencia de Cristo en medio de nuestra pequeña comunidad.

Fuente: Hna. Nilda del Popolo