Para reflexionar
El tiempo de cuaresma
«La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser mesías el Hijo de Dios, en oposición a la que propone Satanás y a la que los hombres (cf. Mt 16,21-23) le quieren atribuir. Es por eso por lo que Cristo venció al Tentador a favor nuestro: «pues no tenemos un sumo Sacerdote que pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado».
La Iglesia se une todos los años, durante los 40 días de Cuaresma, al misterio de Jesús en el desierto». (C.I.C, 540)
Camino hacia Dios
«La conversión, constituye una dimensión esencial de toda la vida cristiana, penetra en lo más íntimo de esta.
Muchas veces hemos escuchado decir que seguir a Cristo no es cumplir cosas sino seguirlo a Él como persona, por lo tanto, convertirse es fundamental, en cuanto uno se pone de pie ante la caída, en el transcurso del seguimiento.
Por eso la conversión, es esencial en la vida del cristiano.
Podemos leer en la Palabra: «haz que volvamos a Ti, Yavé y volveremos», «nadie viene a mi si el Padre no lo quiere» (cf. Jn 14,6).
El Nuevo Testamento utiliza un término Griego que es «Kairós» para decir tiempo. No es el tiempo del reloj que simplemente pasa, no es un simple momento, es nuestro tiempo, es este momento concreto.
El «conviértanse» del Nuevo Testamento tiene base en un término Griego: «metanoia» que tiene un matiz más espiritual que en el Nuevo Testamento. Porque se refiere al cambio de mente, pensamiento y Espíritu.
Convertirse es nacer de nuevo, ser nuevas criaturas en Cristo. Tengamos muy claro esto: la conversión predicada por Él no es librarse de este o aquel defecto, esa no es la conversión a la que Él me invita. Sino que, el llamado a la conversión, abarca la totalidad del ser. Abarca todo nuestro ser y se va a manifestar en nuestras acciones. Por eso cuando nos proponemos el algo, si no es en Cristo transformante de todo nuestro ser, nos va a costas mucho». (Facci, Ricardo Enrique, «Cristo decide en mi vida», Pág. 43, primera edición, HNE 2019)
Estos textos nos ayudan a descubrir la esencia del tiempo de Cuaresma, este tiempo, es una invitación para volver a Dios, reconocer lo que somos, desde un corazón humilde, humilde, porque es este un don necesario, el de la humildad, para poder encontrarnos con la verdad de nosotros mismos delante de Dios. Así podemos darnos cuenta que ese camino, el de la conversión -volver a Dios- , no lo podemos hacer solos, es con Cristo transformante de nuestra vida que debemos hacerlo, buscando estar a solas con Jesús, delante de su Presencia Eucarística.
Podemos preguntarnos: ¿Qué debo cambiar? ¿En qué me encuentro lejos de Dios? ¿Qué me impide regresar?
Nos dice el Padre Ricardo, que el llamado a la conversión abarca la totalidad de nuestro ser. Por eso pidamos a Dios, la gracia para poder volver, la gracia, su ayuda para encontrarnos con Él, desde una vivencia consciente de los Sacramentos, signos que nos acercan a Dios, que María Reina de la Familia, Reina de Nuestro Hogar nos guíe de la mano hacia su Hijo.
Fuente: Hermana Vanesa Morales