Los niños son el futuro del mundo. Sus derechos deben ser respetados y protegidos por ordenamientos jurídicos nacionales e internacionales.
El primero de estos derechos es nacer en una familia verdadera. Un niño tiene que nacer y crecer en el amor.
La familia es el instrumento más eficaz de humanización y personalización de la sociedad. Por ello la sociedad debe respetar y promover la familia, teniendo en cuenta un especial reconocimiento a la unión fundada en el sacramento del matrimonio. Toda persona es en relación a su familia.
La familia, como protagonista de la vida social, debe favorecer la solidaridad familiar. Ello supone la ayuda mutua, intrafamiliar y la participación social y política de sus miembros.
Hay que enseñar y reforzar la solidaridad. Así se logrará el pleno cumplimiento de las tareas sociales, culturales, económicas y jurídicas de las familias. También en el ámbito religioso: familias evangelizando familias.
Fuente: ciclo de charlas «Con Cristo en nuestro hogar», Padre Agustín Riquelme y Padre Mario Giménez.